Ya no le tengo miedo a la muerte

Posted by USO DE LA CONCIENCIA On viernes, 12 de diciembre de 2014 0 comentarios



Le tuve y mucho; sobre todo al cruzar de la niƱez a la adolescencia. Despertaba a media noche gritando, empapado en sudor, desgarrando la camiseta con la que dormƭa, al darme cuenta que cualquier dƭa dejarƭa de estar aquƭ para siempre, que me convertirƭa en polvo, que no quedarƭa nada de mƭ en el mundo.

Tuve, como resultado de ello, pĆ”nico a la alturas. Me parecĆ­a ridĆ­culo que por andar queriendo imitar a los pĆ”jaros acabara yo destrozado, entre rocas, rodeado de lo desconocido, en cualquier montaƱa y siendo buscados mis restos, mi carnet, mis calzoncillos de ositos por una cuadrilla para que quedara constancia inĆŗtil de mĆ­ paso fugaz por la vida. Se me quitĆ³ con el paso del tiempo.

Luego, uno se da cuenta de la inevitabilidad que acompaƱa a la muerte y la va aceptando poco a poco, la va haciendo una amiga incĆ³moda que se sabe que ronda silenciosa llevĆ”ndose a amigos, conocidos, celebridades y hasta enemigos a los que al final, hasta te da un poco de tristeza que se vayan, como si con sus cuerpos se fueran tambiĆ©n los agravios cometidos; y conforme ronda va estrechando el cĆ­rculo y la distancia.


Pero creces y lo vas entendiendo, pero nunca aceptando. Somos los Ćŗnicos animales que tenemos miedo a morir sin que el peligro estĆ© presente. Los Ćŗnicos que tenemos conciencia de su existencia y su ferocidad. Algunos se consuelan pensando en la reencarnaciĆ³n, en la ida al cielo (a los diversos cielos), o incluso al paraĆ­so donde le esperan 70 vĆ­rgenes (y en algĆŗn momento pensĆ© en volverme musulmĆ”n nomĆ”s por eso, pero luego me arrepentĆ­ ante la posibilidad de que sĆ³lo se quisieran entre ellas, en todo su derecho y tĆŗ te quedaras con un golpe en la nariz). Pero los que no creemos en nada tenemos como Ćŗnico consuelo el saber que tenemos el ā€œahora mismoā€ para reĆ­r, amar, comer, disfrutar, conocer, escribir, y a Ć©l le dedicamos nuestro esfuerzo.

Como dije al principio, ya no le temo a la muerte, le temo mucho mƔs al olvido. Y cuando digo olvido, no me refiero a ser olvidado y en cambio sƭ, a olvidar.
Una de las peores, mƔs crueles, terribles y dramƔticas enfermedades que existen es el Alzheimer. Ese monstruo que se mete en la cabeza y hace que desconozcas incluso a tu madre, a tus hermanos, a tu pareja a la que tanto amas, no quiero ser trƔgico, es viernes y el sol estƔ entrando amablemente por mi ventana, tengo un jugo de piƱa a mi lado y dentro de un rato (en cuanto anochezca) espero la sonrisa y la eterna mano que me guƭa, y sƩ que pasaremos juntos una gran noche junto a ella.

SĆ³lo escribĆ­ estas lĆ­neas para pedirle a todos mis amigos y lectores que sĆ­ sucede, no me dejen olvidar nunca, que me recuerden tercamente que creo en lo que creo, Que me gusta el mar y caminar en la arena, la musica, el queso y la leche achocolatada, el beso de la persona que me derrite el corazĆ³n, los amaneceres, las estrellas, las discusiones inteligentes, ver una en la cama.Que junto a los amores de mi vida, de los cuales espero que estĆ©n rodeado de cariƱo, que si bien me equivocado y el alcohol me ha consumido mucho, trato de ser fiel amigo de mis amigos y entregar todo de mi.

Que me gusta cocinar, escribir por las maƱanas y en las noches, ver a los pajaritos que visitan el jardĆ­n de enfrente a mi hogar, que me encanta viajar sobre todo si lo hago con la persona a quien mas quiero, Que amo mis libros y sin embargo, puedo deshacerme de cualquiera de ellos sĆ­ alguien mĆ”s lo necesita. Que nunca fui de derecha, que creo en la justicia, la igualdad, la solidaridad, el libre albedrĆ­o, que siempre he visto a las mujeres como iguales, que creo que cada quien puede decidir libremente sobre su cuerpo, su preferencia sexual, su ideologĆ­a. Que jamĆ”s he sido racista ni he visto a nadie por encima por su condiciĆ³n social. Que respeto profundamente a los que no piensan como yo (pero recuĆ©rdenme tambiĆ©n por favor que me encanta hacerlos rabiar). Que no creo en ninguna iglesia, y sĆ­ en la ciencia.
Y como la lista de lo que me tendrƭan que recordar serƭa interminable, aquƭ lo dejo, ustedes saben bien quƩ hay que recordarme, lo he escrito casi todo. Tal vez, sƭ es necesario recordarme una sola cosa, que ahora que lo he perdido todo y me pueda ir de este mundo. recuƩrdenme por favor, que me encanta la vida, Ahƭ les encargo...

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