A días de aprobado el Proyecto de Ley de Presupuestos 2011, el primero elaborado por el Gobierno de Sebastián Piñera y el primero que vive la concertación como oposición, nos encontramos con graves cuestionamiento sobre transparencia en el financiamiento que se otorgara a la región por concepto de
ejecución del bullado Plan Araucanía.
Las diversas denuncias de los senadores PPD Jaime Quintana y Eugenio Tuma sobre la incapacidad de traducir en una glosa presupuestaria el Plan Araucanía, dejan una sensación de incertidumbre sobre el verdadero objetivo de este megaproyecto, que según las autoridades intenta diseñar y plantear, desde el diálogo intercultural, una propuesta que conduzca a la pacífica convivencia social en la región, permitiendo el anhelado desarrollo equitativo y buscando tener un progreso integral para sus habitantes.Pero desde el inicio de la gestión del proyecto, nos hemos encontrados con ambiguas medidas que ponen en jaque las intenciones del mismo. Uno de los ítem importantes en este proyecto es el cambio del “Subsidio a la Adquisición de Tierras para Indígenas” ejecutado por la Conadi, que en la actualidad compra y traspasa tierras a manos de las comunidades, por la “reparación económica alternativa”, definiendo un programa de bonos reparatorios para las comunidad en condición de vulnerabilidad.
Esto sumado al Modelo de gestión territorial que intenta interferir en los territorios indígenas bajo la institución “Mapuche emprende” y como al igual que su homologo chileno, busca en el plano económico liberalizar los recursos naturales. Proyectando todo lo anterior sin un dialogo sostenido con las comunidades por lo que ha transgredido gravemente al convenio 169 de la OIT, ratificado por el Estado el 15 de septiembre del año pasado.
A su vez este problema de consulta al pueblo mapuche, no es el único hecho que genera inseguridad. CorpAraucanía, conglomerado empresarial que busca generar mecanismos de crecimiento económico para la región, proponiendo la necesidad de un desarrollo endógeno y liberal, y que hasta principio de año era
presidido por el actual intendente de la región, Andrés Molina, fue la entidad cometida de idear y plantear este proyecto,
El por qué según este grupo, se debe especialmente a su preocupación por la imagen de la región que la exterioriza como una zona “conflictiva e insegura” y por lo tanto, no recomendable para llevar a cabo proyectos económicos de gran envergadura, aspirando revertir dicha opinión acerca de la Araucanía para con ello generar mayores negocios e inversiones, todo apuntando a un desarrollo económico empresarial.
de Piñera.
Cabe mencionar las palabras de Andrés Molina quien hace hincapié en que el Mapuche debe ser el gran patrimonio y riqueza de la Araucanía, un patrimonio económico que suministrará suculentas riquezas a empresarios, que junto a lo citado anteriormente da como inseguro pensar hasta donde se honestara el dialogo multicultural, si desde antaño se ha procurado impregnar nuestra cultura occidental, embistiendo económica y cultural al mapuche, ambicionando sus territorios por lo requerido bajo esta visión de desarrollo economicista, que por lo pronto buscará explotar comercialmente todo lo que se pueda del Mapuche despreciando su cosmovisión y sociedad.
No será extraño que si las tentativas del estado rinden frutos, veremos el día de mañana a la festividad del We Tripantu en manos de empresarios quienes la explotaran con fines turísticos y comerciales, vendiendo toda una cultura ancestral y confiriéndola al capital.
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