Por Hugo Fazio
El presidente de la Anef, Raúl de la Puente, expresó que el no acuerdo con las organizaciones sindicales “también comprueba el rechazo de los funcionarios públicos a un reajuste menor que el del año pasado y en un contexto absolutamente diferente, en tanto el año pasado era época de crisis y ahora hay crecimiento positivo. Es inconsecuente – añadió – que terminado recién un proceso de calificaciones, no se renueve el contrato a personas bien calificadas”. Al menos, concluyó, el planteamiento de los trabajadores es que “el porcentaje sea mayor a 5%, porque si hay crecimiento económico (…) los trabajadores debemos ser partícipes de ello”.
El Gobierno llevó todo el proceso de negociación con las organizaciones sindicales sin buscar acuerdo, actuando con el criterio expresado por Cristián Larroulet que “el debate político se produce en el Parlamento, (…) el ejercicio democrático – enfatizó – es, que las diferencias se resuelven entre los parlamentarios”. Pero tampoco buscó una salida en la Cámara de Diputados, por donde ingresó el proyecto suponiendo que, como en oportunidades anteriores, conformaría una mayoría. Esta táctica ya no partió bien en la comisión de la Hacienda de la Cámara de Diputados al recibir los votos en contra de la Concertación y del independiente Miodrag Marinovic. Frente al rechazo, Larraín insistió en su criterio: “cuando se dice que es un reajuste exiguo, pequeño o mezquino, creo que primero hay que mirar las cifras que son clarísimas: estamos dando – recalcó – 1,7% real”.
Al día siguiente, el Ejecutivo en la sala de la Cámara de Diputados pretendió aprobar la ley aumentando la cifra del reajuste nominal a 4,2%, porcentaje que los dirigentes sindicales ya se lo habrían rechazado antes de remitir al parlamento su propuesta. La sesión, según la versión del diario La Tercera, “fue monitoreada muy de cerca por el presidente Sebastián Piñera”. Un 4,2% en términos reales representa apenas un 1%. De esta manera forzó una situación inédita que la Cámara de Diputados rechazase la iniciativa. Esta situación se produjo al pretender aprobar un reajuste en contra de la opinión mayoritaria del Congreso. Larraín insistió en estimar el alza real a darse considerando la inflación en doce meses a octubre, desfigurando en consecuencia la estimación.
“Es la primera vez – recalcó el presidente de la Anef – que vemos un proyecto rechazado, en general, en la Cámara y con esto el gobierno se ha llevado una derrota que hace ver que este reajuste es absolutamente insuficiente”. Además, Raúl de la Puente, denunció que “se está haciendo una verdadera razzia de despidos en la administración pública”. Por tanto, nunca se buscó llegar a un acuerdo con las organizaciones sindicales como tampoco reintegrar a funcionarios ya despedidos que contaban con buenas evaluaciones. A los despidos en la administración pública se suman las políticas de retiros de trabajadores efectuadas por Codelco y Enap. Esta última se propone reducir en un 15% la dotación de su planta, una parte de los cuales no serán renovados y otros externalizados, aumentando así la precariedad del mercado laboral.
El crecimiento en doce meses del producto está sobre 5%. El ingreso nacional, que es lo percibido por los factores productivos al participar en el proceso de producción, es algo menor. Por tanto, si las remuneraciones – que es la retribución al factor productivo trabajo – crece en los bajos porcentajes señalados, se produce una distribución del ingreso altamente regresiva, favoreciendo en especial a intereses económicos minoritarios. En la actitud del Ejecutivo incide su política, expresada explícitamente cuando se discutió la ley de presupuesto 2011, de acotar el gasto público. En los hechos, la demanda de los trabajadores choca contra esta política. Desde luego, tratar de limitar el gasto público con cargo a los trabajadores fiscales tiene una incidencia marginal. Si quiere resolver el déficit fiscal estructural el Ejecutivo tiene la posibilidad de hacerlo con medidas realmente trascendentes como la de retener para el país las ganancias excesivas que nuevamente están obteniendo los consorcios cupríferos privados.
El rechazo en la Cámara de Diputados volvió a expresar desavenencias entre el gabinete y sectores de la Alianza. Mientras los ministros Larraín y Larroulet se mostraron partidarios de demorar la reposición de la iniciativa en el Senado, intentando crear la imagen de que no habría reajuste por responsabilidad de quienes votaron en contra, senadores de la Alianza presionaron para el reenvío inmediato. La discrepancia fue resuelta directamente por Piñera, quien entendió que la incertidumbre se transformaría en un costo para el Ejecutivo, pronunciándose por la discusión inmediata.
Entre las mayores utilidades figuran los tradicionales principales grupos económicos del país, capitales extranjeros y los bancos más grandes. En un hecho que representa mucho figura también una empresa de papel donde se encuentran recursos del presidente de la República, índice de las elevadas ganancias que obtuvo en las ventas accionarias que efectuó en el período.
La coincidencia en el tiempo de estos hechos nos muestra el gran abismo distributivo que se produce en el país. Igualmente desnuda la realidad que se vive durante el primer año de gestión por parte de Sebastián Piñera.
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