El uso desmedido de la fuerza sin discriminar entre manifestantes, vecinos y transeúntes es la nueva estrategia utilizada por carabineros, llamada ‘‘copar’’, la cual ordenó Rodrigo Hinzpeter como representante del nuevo gobierno derechista, y que tiene como objetivo favorecer a los sectores capitalistas que lucran en la educación y que explotan al trabajador, para desmovilizar a los manifestantes.
Si era un motivo de preocupación los métodos criminales que usaba la policía anteriormente, la realidad actual es un tanto aterradora. Carabineros encuentra en el gobierno actual todas las ventajas posibles para saciar esa sed de violencia con la que convive, como un placer culpable, el cual deseaba con ansias complacer pero debía medirse.
Los primeros actos de ‘‘copar’’ los lugares por parte de carabineros, se vieron a un mes de asumir el gobierno Piñera, en el día del joven combatiente, donde represión policial se tradujo en un violento operativo policial como medida precautoria, atacando mediante bombas lacrimógenas, carros lanza-agua y balines de gomas en forma indiscriminada todo a quien estuviera en frente, incluyendo menores que volvían a sus hogares y dueñas de hogar.
Luego de esto les tocó el turno a los mineros de Collahuasi y representantes del mundo minero y sindical. En los momentos en que buscaban la aprobación de su petitorio frente representantes de Minera Doña Inés de Collahuasi, Hinzpeter le tendió la mano a la minera privada de capitales extranjeros, cuyos trabajadores exigían que sus dueños multimillonarios compartan parte de lo que extraen del suelo de todos los chilenos. Ordenando la utilización de tanquetas y balas de guerra para desalojar a los mineros movilizados.
Estos hechos, juntos a la ya sabida represión del estado sobre el pueblo mapuche, es un tema que veremos en los próximos meses en forma progresiva. El panorama de las libertades civiles como la libre manifestación se verá fuertemente oprimido bajo este conflicto de intereses que tiene el estado, beneficiando al privado y velando por su enriquecimiento, y desentendiéndose sobre los problemas del pueblo.
Este gobierno y como los anteriores, han desatendido su función de buscar una salida adecuada al conflicto, como ente fiscalizador frente al privado.
El Gobierno de Sebastián Piñera solo ha puesto de relieve la represión como solución a la demanda de los trabajadores, pero este olvida que la paciencia debe ser corta y que con el bienestar del pueblo no se juega.
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