La invasión de Playa Girón quedará para siempre en la memoria de los cubanos; fueron días de gloria, de patriotismo y también de sacrificio para quienes entregaron sus vidas o fueron heridos defendiendo el suelo sagrado de la nación.
El comandante José Ramón Fernández ("Gallego") y el propio Fidel Castro se trasladaron a la zona del conflicto y participaron en las acciones combativas junto a las tropas cubanas.
Durante la madrugada del 17 de abril, se produce el desembarco en Playa Girón y Playa Larga de mil 200 miembros de la Brigada 2506 escoltados por sus buques.
Al final del día los barcos de la brigada asaltante se retiran definitivamente quedando sin desembarcar equipos y municiones; el Houston quedó encallado y el Río Escondido fue hundido. Era esencial atacar a los barcos desde el aire y la tierra para anular el envío de suministros, y la Fuerza Aérea y la artillería cubanas cumplieron sus objetivos.
El día 18 de abril comenzó la contraofensiva, con el empleo masivo de artillería adquirida en la antigua Unión Soviética y Checoslovaquia. La valentía y el arrojo de los combatientes cubanos hacen retroceder hasta la zona de San Blas a las maltrechas tropas de la Brigada invasora que controlaban las dos carreteras de acceso a Playa Girón.
Por su parte Playa Larga no pudo ser tomada por el enemigo; ante su difícil situación por la falta de municiones, los invasores deciden abandonar sus posiciones.
El día 19 el enemigo tiene que retroceder de San Blas a Playa Girón; los que quedan pronto son cercados y se rinden en las primeras horas de la mañana. A la escasez de suministros bélicos se une la falta de apoyo aéreo, gracias a la efectividad de los servidores de las baterías antiaéreas cubanas y las milicias revolucionarias.
Las acciones combativas de las fuerzas cubanas evitaron que transcurrieran las 72 horas que necesitaba el gobierno de los EE.UU. para reconocer al "gobierno provisional" que allí se intentaba establecer, con el objetivo de evitar la invasión directa de la Marina y el Ejército norteamericanos.
Los prisioneros anticastristas fueron juzgados y condenados por el gobierno cubano. Sin embargo, fueron canjeados a través de intermediarios con el gobierno estadounidense a cambio de 53 millones de dólares en forma de alimentos, medicinas y tractores, enseres y dinero utilizado para la reconstrucción de los costos que tuvo en la población la invasión los prisioneros regresaron a finales de 1962 a EEUU.
Para los EE.UU. supuso una tremenda humillación. Tras un análisis de los motivos de la derrota a finales de 1961. Después de llegar la Brigada a Estados Unidos y ser invitados a ingresar en el Ejercito Americano, Robert Kennedy, Procurador de Justicia, decidió volver a preparar una nueva invasión, Desde Nicaragua se hicieron varios ataques a instalaciones en Cuba, Esto fue llamado Operación Mangosta. El propósito de ésta era promover nuevos sabotajes que desembocaran en levantamientos internos y en el derrocamiento del gobierno, quizás con una segunda invasión, pero esta vez con la participación directa de EE.UU., lo que a la larga se traduciría en un largo e inútil conflicto de desgaste diplomático
Acciones como esta invasión, los saboteos económicos, los atentados, el bloqueo y el estímulo permanente a la emigración cubana han puesto de manifiesto una enorme ceguera política de parte de los estados unidos que en buena medida ha contribuido a consolidar la Revolución Cubana, lográndose el efecto contrario a aquel para el cual fueron concebidos y diseñados.
y ejemplo del Comandante en Jefe Fidel Castro en la batalla; por eso al verse vencidos intentaron huir, unos buscando lanchas, otros por las zonas pantanosas, aunque al final todos fueron capturados, o mejor dicho: derrotADOS
DISCURSO DE LUEGO DEL TRIUNFO (FIDEL CASTRO)
DISCURSO DE BAHÍA DE LOS COCHINOS (ERNESTO CHE GUEVARA)
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