
Escuché en céntrica intersección de mi ciudad que se había iniciado el rescate de los mineros, se oían vítores y ceacheís a lo lejos. Chile nuevamente alimentado por un patrioterismo chauvinista estimulado por lo medios, daba cuenta de una masa inerte que se mueve con el brillo del oro y la lágrima que más se repita en pantalla, o en diarios de circulación nacional.

El accidente de trabajo sufrido por los mineros, y considerando un poder ejecutivo administrado para beneficio de trabajadores y pueblo -cosa que hace 37 años no existe-, hubiera sido la oportunidad para hablar e incentivar la reflexión en torno a las condiciones de trabajo, abarcar también la fiscalización férrea que debiera realizar el Estado y los propios trabajadores de las condiciones laborales. ¿Por qué no?, dialogar abiertamente sobre la nacionalización de los recursos naturales y estratégicos para beneficio de todo un país.

Pero claro, estamos en el laboratorio del Neoliberalismo como dirían algunos, y como tal, el experimento ha sido un éxito para sus ideólogos y quienes han ejecutado sus recetas, si no fuera así, basta con mirar la reacción del país con el drama de los mineros y el tratamiento que este ha tenido por las comunicaciones y la política, incluso a nivel mundial…
… a todo esto, sigue avanzando el proyecto de Royalty minero en el parlamento chileno.
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Regalo enviado por el empresario Piñera a cada uno de los diputados y senadores del país. |
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