A LA SOMBRA DE MAMMON : La columna censurada de La Nación

Posted by USO DE LA CONCIENCIA On domingo, 29 de agosto de 2010 0 comentarios

La libertad de prensa y libertad de expresión si es que alguna vez -aunque a un muy bajo nivel- fueron respetados, hoy se encuentran en un proceso de mermado progresivo con el gobiernos actual.

Hace dos días, tres periodista, incluida la editora de La Nación
Domingo, Ana Verónica Peña, ademas del escritor y columnista Antonio Gil fueron despedidos, esto gracias a la publicación de una columna de Gil, la cual encendió las alarmas en judaísmo chileno, acusando al diario de antisemita, pidiendo una aclaratoria y disculpas publicas de los hechos.

Claramente al leer la columna, afirmo que si esto fue la causa del despido hay gente muy intolerante y poco respetuosa de la libertad de expresión en este medio, comenzando por su director. Y es que este derecho fundamental e inalienable, inherente a todas las personas. Es, además, un requisito indispensable para la existencia misma de la sociedad democrática.

A su vez como estipula el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Todas las personas deben contar con igualdad de oportunidades para recibir, buscar e impartir
información por cualquier medio de comunicación sin discriminación, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.



Es por esto que el diario la nacion, perteneciente al estado, lleva a cabo una grave falta a la DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS SOBRE LIBERTAD DE EXPRESIÓN, suscrita por el país en la Comisión de Derechos humanos perteneciente a la Organización de Estados Americanos.

De una vez por todas debemos hacer respetar este derecho que los monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicación atentan, es que estos deben estar sujetos a leyes antimonopólicas por cuanto conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos.

En ningún caso esas leyes deben ser exclusivas para los medios de comunicación. Las asignaciones de radio y televisión deben considerar criterios democráticos que garanticen una igualdad de oportunidades para todos los individuos en el acceso a los mismos.

Pero para finalizar, las leyes que respalden la libre expresión tampoco se deben limitar en los medios de comunicación, si no que se debe extender a los diversos grupos de poder y es que como es el caso de Antonio Gil, la Comunidad Judía de Chile como es la tónica de estas comunidades en todo el mundo tienen un gigantesco poder económico que para el gobierno actual le es de suma importancia para sus intereses.

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A la sombra de Mammon
La Nación 22 Agosto 2010 p. 7 Peso Pluma

Y entonces la bella e inexorable Melpómene y el fiero Wekufu se desvanecen para dejar su lugar a Mammón, el demonio judío de la avaricia y la codicia. Desaparecen pues de nuestro imaginario de golpe las presencias idealizadas, sublimadas, de lo inevitable, y emerge, con un retintín de oro, el verdadero culpable de la totalidad de nuestros males.

A veces creemos entrever, como en sueños, erguida contra nuestro óseo roquedal andino y en el “puro cielo azulado”, la figura bella y feroz de Melpómene. Ella, la musa griega inspiradora de la tragedia se nos presenta siempre tal y como es descrita en los libros: “ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro, una corona o un puñal ensangrentado”.

Otras veces, entre los silbos del viento sentimos allegarse la presencia sigilosa de Wekufu, el dios mapuche de la muerte y la destrucción, batiendo a Ngenechen, el dios de la vida. Y los números terribles se repiten en este ineludible triunfo de la fatalidad. El 27 de noviembre de 2005, 33 personas abordaron una embarcación de sólo 6 metros de largo, con capacidad para 16 ocupantes. Además la lancha llevaba carga. Las siempre peligrosas aguas del lago Maihue, que en mapudungun significa copa de madera, y el sobrepeso de la adicional, hicieron naufragar el pequeño lanchón.

Hay ocasiones en que el desastre (que como sabemos quiere decir “lejos de la estrella”) exige un poco más para su morral, como ocurrió el 18 de mayo de ese mismo año cuando en la zona cordillerana de Antuco, al interior de Los Ángeles, murieron congelados 44 soldados conscriptos y un sargento. La mayoría de las veces se trata de gente pobre, de miembros de los sectores más frágiles y abandonados de nuestra sociedad. Y entonces la bella e inexorable Melpómene y el fiero Wekufu se desvanecen para dejar su lugar a Mammon, el demonio judío de la avaricia y la codicia.

Desaparecen pues de nuestro imaginario de golpe las presencias idealizadas, sublimadas, de lo inevitable, y emerge, con un retintín de oro, el verdadero culpable de la totalidad de nuestros males. Un demonio cebado en el lucro y en la más extrema cicatería. Ese es el verdadero demonio que gobierna, desde hace ya demasiado tiempo, el alma de Chile, arrasando a la bella Melpómene y al guerrero Wekufu, quienes no hacen otra cosa que cumplir sus deberes cerrando los ojos. Si vemos caso a caso las grandes desgracias que ha sufrido el país, descubriremos tras cada una de ellas la sombra de Mammon y sus explicaciones y comisiones y mentiras. Balseraphs son nombrados en las antiguas tradiciones los “abogados infernales”.

“Los Balseraphs que sirven a Mammon pueden convencer a sus víctimas de que hasta el hecho más atroz será en extremo beneficioso”. Son los demonios que ofrecen indemnizaciones y compensaciones. Antes de la caída, Mammon era un serafín al servicio de Dios. Pero su corazón se llenó con el deseo del oro y se unió a Satanás en la rebelión contra el Creador. Cuando la guerra en el cielo terminó, según la tradición rabínica, “los pecados de Mammon eran peores que los de cualquier otro de los caídos”.

Y él hoy, por desdicha, ha penetrado incluso en las iglesias, en los ministerios, por no hablar de entidades financieras, que es donde pernocta diariamente. Wekufu y Melpómene retroceden con horror cuando ven el recorte de presupuesto para una nueva lancha en un lago remoto. Cuando se asoman sobre el hombro del contador, que con su lápiz rojo elimina defensas en los socavones mineros u “optimiza” los gastos en material de invierno para los soldados que sirven a la patria. Chile está en guerra. Tenemos que aniquilar a ese demonio antes que todos seamos avasallados por la bestia. //LND
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ACTUALIZACION

En La Nación acaban de publicar la siguiente nota aclaratoria. Queda totalmente claro de dónde viene la orden de censurar la columna y despedir a la editora.

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Nota del Director
Jueves 26 de agosto de 2010 | | Opinión

En relación con un artículo publicado en la última edición de La Nación Domingo, de autoría del columnista Antonio Gil, hemos recibido una carta del presidente de la Comunidad Judía de Chile que será publicada en extenso en la próxima edición dominical de este diario.

Adelantamos nuestras disculpas públicas a la Comunidad Judía por las alusiones e interpretaciones que despertó la mencionada columna y que claramente se alejan de nuestra orientación pluralista y respetuosa de la dignidad de las religiones, pueblos y personas.
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CARTA COMUNIDAD JUDÍA DE CHILE

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