Orquesta de Cámara de Chile en tour por la Región de Magallanes
Hace 12 minutos
En el fondo no estaríamos hablando sino de un variable en el método de procesamiento, algo similar a si se ejecutaran programas diversos para el análisis de la información. Esa distinción genérica estaría genéticamente establecida entre las otras muchas que configuran la distinción corporal de ambos sexos. La conformación de la especialidad genérica de sexos en los seres vivos parece construida en torno a la complementariedad, algo así como si del conjunto de dos diversos se alcanzara un objeto mejor para el desarrollo de la especie. Ello es lo que justificaría que desde seres asexuados se haya desarrollado una distinción de sexos por la especialización de determinadas funciones fisiologícas. Hemos de apostar por que la naturaleza progresa en el eje del tiempo y que las mutaciones celulares habidas en la especialización orgánica se realizan para la perfección del ser. Si esto es así, tendríamos que admitir que la diferenciación sexual, con lo que conlleva de distinción, constituye un bien para la especie humana y ese bien se conjuga desde la complementariedad de los géneros masculino y femenino y no desde su oposición. De alguna manera, se podría admitir como tesis de la evolución existida el que cada uno de los géneros se reafirma en su especialización orgánica para, complementada por el otro, mejor servir a la pervivencia de la especie. Desde estos planteamientos se puede seguir la consideración de que la distinción orgánica cerebral que modula la mente de hembra y varón debe tener una finalidad positiva para la convivencia, algo que debería iluminar el modo de concepción de la vida en pareja.
En principio, la diferenciación de las mentalidades masculina y femenina constituye un escollo para la mutua comprensión, porque la distinción introduce en la personalidad un factor de diferenciación que espontáneamente produce tendencia de no asimilación y por tanto cierta perplejidad ante un forma extraña a la habitual del lenguaje del propio pensamiento. No obstante, esa diferenciación puede ser asimilada por la razón, porque aunque la respuesta mental no sea la espontánea esperada la reconoce como posible y compatible al propio sistema. Rasgos de la personalidad diferenciada entre los sexos se han apreciado desde muy antiguo, como, por ejemplo el de la intuición femenina. Esa capacidad adjudicada
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