
El 1º de mayo se honra Internacionalmente la lucha de los Trabajadores. Muchos  atribuyen este día a la rememoración del asesinato de 38 obreros por parte de la  policía estadounidense. En muchos países se realizan grandes desfiles o  manifestaciones de organizaciones laborales y de trabajadores independientes, en  los que se declaman encendidos discursos. En Estados Unidos y en Canadá se  celebra como Día de la Ley (Law Day). En esos países se otorgó a los  trabajadores el primer lunes de septiembre, un día sin significado histórico,  para celebrar su día (Labor Day). Sin embargo, la historia es otra.  
Estos hechos tienen su origen en el año 1829, cuando centenares de trabajadores solicitan a la
legislatura de Nueva York la reducción de la jornada  laboral a ocho horas. Hasta el momento, existía una Ley que prohibía trabajar  más de 18 horas continuas y que, en caso de suma necesidad, otorgaba permiso  para trabajar un mayor número de ellas. Estas reivindicaciones alcanzaron mayor  fuerza durante los años 60, pero no fue sino hasta 1884 que lograron manifestarse determinantemente. En ése entonces había crecido como organización  La Noble Orden de Los Caballeros del Trabajo, que tenían afiliados a la mayoría  de los trabajadores, pero la Federación Norteamericana del Trabajo, de menos  poderío (y origen anarquista), proclama en su cuarto Congreso realizado el 17 de  octubre de 1884, "que la duración legal de la jornada de trabajo, desde el 1° de  Mayo de 1886 sería de ocho horas". A partir de ese momento, ya podemos hablar de  una reivindicación que comienza a madurar en el seno del pueblo. El primero de mayo, Albert Parsons, líder de los “Caballeros del Trabajo”, dirigió una
manifestación de 80 mil trabajadores a través de las calles de Chicago,  solicitando la reducción de la jornada laboral a ocho horas diarias. En los  siguientes días se unieron a esta demanda 350 mil trabajadores de toda la Unión  Americana, que iniciaron una huelga nacional que afectó más de mil fábricas. El  nivel de la convocatoria llevó a los anarquistas a plegarse al movimiento, y el  3 de mayo August Spies, director de un periódico laborista, habló ante 6 mil  trabajadores. El grupo de huelgistas se dirigió después a manifestarse a una  fábrica cercana, la planta de máquinas agrícolas McCormick. Pronto llegó la  policía, abrió fuego y mató por lo menos a un huelguista, hiriendo a muchos más.    La burguesía estaba alarmada. El día 4 continuaban las acciones, queda en la memoria del mundo entero la manifestación de tres
mil huelguistas que fue  disuelta a garrotazos por la policía. El mismo día, y con permiso del Alcalde  Harrison, se convocó a una reunión masiva en la noche en el mercado de la ciudad  (Haymarket-4 de mayo de 1886), con el propósito de protestar por la brutal  acción policíaca. Hasta ahí llegaron alrededor de 2500 personas. Casi al termino  de la jornada, 180 policías arremetieron contra los trabajadores y una bomba de  desconocida procedencia causó la muerte de un policía. Los policías abrieron  fuego contra los obreros, matando a 38 e hiriendo a 115 de ellos. A partir del  1° de mayo se generó la fuerte persecución de las organizaciones obreras en todo  el territorio, generando allanamientos y arrestos masivos; se declara el Estado  de Sitio y el Toque de Queda, deteniéndose a centenares de obreros y dirigentes  sindicales, los cuales fueron apaleados y torturados. Los tribunales Norteamericanos en un juicio fuera de toda norma, el 21 de junio de 1886, acusó a ocho líderes laborales (August Spies, de 31 años periodista y director del “Arbeiter Zeitung”, Michel Schwab, 33 años tipógrafo y encuadernador, Oscar Neebe, 36 años vendedor, Adolf Fischer, 30 años periodista, Louis Lingg, 22 años carpintero, Samuel Fielden, 39 años pastor metodista y obrero textil, George Engel, 50 años tipógrafo, Albert Parsons, 38 años ex candidato a la presidencia de Estados Unidos por los grupos socialistas y Rodolfo Schnaubelt, cuñado de Schwab) de “Conspiración para asesinato” por la explosión de la bomba que mató al policía. El 11 de noviembre de 1886 fueron ahorcados Parsons, Spies, Fischer y Engel.
El anarquista, Louise Lingg, se suicidó en prisión y Fielden, Nebee y  Schwab lograron conmutar la pena de muerte por cadena perpetua. Más de 200 mil  personas asistieron a la procesión funeraria de los líderes muertos. Unos años  después, en 1893, un nuevo gobernador de Illinois, John Alfgeld accedió a la  revisión del proceso. Las diligencias permitieron comprobar que los ahorcados no  habían cometido ningún crimen y que fueron víctimas de “un error judicial“. La  verdadera causa de su muerte no fue la explosión de la bomba, sino su capacidad  para organizar a la clase obrera en demanda de mejoras laborales, con lo cual  amenazaban los intereses de industriales y conservadores dentro del gobierno.  El primero de mayo no recordamos a los muertos de Chicago, pues la matanza de Haymarket
ocurrió el 4 de mayo de 1886. El primero de mayo,  recordamos el día en que los trabajadores salen a las calles a exigir el  cumplimiento de lo que ellos mismos decidieron como justo para todos los  trabajadores, organizados en base a los principios de la federatividad y el  ejercicio directo de la democracia. Recordar esto es de suma importancia, sobre  todo en tiempos en que la máxima organización nacional de los trabajadores,  aquella que fundara nuestro compañero Clotario Blest (también fundador del MIR),  se encuentra presidida por un esbirro del gobierno, capaz de hacer entrar en la  casa de los trabajadores a las precandidatas que apoyan la flexibilidad laboral;  así como también, de expulsar de ella a quienes demandaban una vivienda digna.Ahora más que nunca es necesario que luchemos por reconstruir unanueva Central Única de Trabajadores, de carácter anticapitalista y democrática. Que sea digna heredera de la lucha en las salitreras, de las mancomunales y los cordones industriales. Organizada en torno a la democracia directa, con dirigentes revocables, y un protagonismo de los trabajadores de las bases, por que así sera la unica forma de parar el embestida capitalista que se viene con Piñera.

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