DEFINICION DE RICOS Y POBRES

Posted by USO DE LA CONCIENCIA On martes, 9 de febrero de 2010 0 comentarios

El papel ideológico que se adjudicó la religión cristiana en el Bajo Imperio hasta la división del Imperio Romano y la influencia esta sobre los pueblos bárbaros presentó siempre la señal de la difícil conciliación del fundamento ético de la pobreza. Así las definiciones de qué era la riqueza y la pobreza encontraron en la retórica el empleo moral que desde entonces a acompañado a la teoría cristiana.

La distinción entre ricos y pobres es evidente cuando se perciben los extremos de ambas situaciones sociales. Nadie niega el comedimiento de ricos a los grandes capitalistas, a los latifundistas... incluso en la actualidad se difunden relaciones por orden de valor en propiedad. La pobreza marginal que estremece en las imágenes de los noticieros tampoco por ningún individuo es puesta en duda. La contrariedad se plantea cuando se quiere sentar criterios para evidenciar la situación real de esas mayorías sociales a las que la sociología evita catalogar por una especie de pudor moral.


La fundamentación ética de la sociedad que se predica desde muy diversas vertientes como el objetivo primordial para el siglo XXI exige la definición el límite entre ricos y pobres como base de trabajo para progresar en el intento del equilibrio económico global.

Aunque en términos matemáticos se puede determinar el ámbito de la pobreza por el parámetro de la capacidad de renta, ello sólo sirve para una aplicación economicista que dista mucho de la auténtica importancia social que la pobreza determina. La valoración por capacidad de renta evidencia los estados de extrema necesidad, especialmente apropiado para señalar bolsas de pobreza social, pero su aplicación puede ser engañosa cuando la distribución diferenciada de las rentas dentro de una comunidad distorsiona la apreciación de la realidad.

Una posible línea de distinción entre ricos y pobres se puede diseñar con el recurso a los hábitos de consumo, permitiendo la misma poder constituirse como referencia personal. En función de los bienes que una persona tiene, se regocija y consume, se puede delinear un mapa que distinga los estándares de vida de cada grupo en función de la cantidad de bienes poseídos y desde ahí establecer unos parámetros para juzgar la posición de cada cual con respecto a los demás.

Para mí la línea que aleja ricos y pobres es la que establece la distinción entre el conjunto de cosas habitualmente accesibles para unos que para los contrarios habitualmente les son prohibidas.


La demagogia muy frecuentemente busca fijar algunas pautas aisladas para situarlas como referencias sin tomar en cuenta que la distinción entre ricos y pobres, en una comunidad o en el ámbito mundial, se constituye por las posibilidades habituales de vida. Pensar, por ejemplo, que una familia deja de ser pobre porque excepcionalmente gasta en un convite para celebrar un enlace, o que empeña sus pequeños ahorros por cumplir con una tradición, es una ilusión. La verdadera marca de la condición de rico la establece el conjunto de cosas que se tienen o consumen en contradicción a las personas que no tienen la posibilidad de las mismas, transpolando siempre el que los productos que satisfacen las necesidades no han de ser iguales, ya que es cierto que en la variedad del mundo las necesidades presentan condiciones muy dispares y la recurrencia para atenuarlas son tan amplias como la imaginación misma.

La referencia ética para valorar el grado de riqueza personal está en considerar qué proporción del mundo goza habitualmente de semejante conjunto de bienes a los que yo habitúo mi vida. De la respuesta sincera a esa condición se deduce la responsabilidad que me incumbe en el proceso de equilibrio social.

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